jueves, marzo 27, 2008

El hombre modesto





"Quiero aprender a hacer películas".
Francis Ford Coppola, director de El Padrino y Apocalypse Now.




martes, marzo 25, 2008

24 de marzo

a MM
"Una palabra hija de la fatalidad
vuela en la copia de la infancia que
el recuerdo gasta"
Ruinas. Juan Gelman

Lleva el estigma en su sangre como una bolsa pesada de suero clavada a la vena de uno de sus brazos.
No me lo dijo, me enteré mientras saciaba la necesidad de encontrar razones.
(Un escéptico hubiera pensado que fue casual)
Pero algo comprendí.
Detrás de aquel misterio, de aquella nostalgia genética había un nombre, una identidad por la que luchar.
Tal vez fueran las ocho letras de súplica, el afán de creer que el horror no existe, que algo pasó, que algo tenía que pasar.
Quizá se tratara de una manera extraña de mantener viva la memoria.

Fue una tarea que le impusieron, un deber que no buscó. Sin embargo lo aceptó con la grandeza de quienes siempre cargarán el estandarte de la historia íntima.
Quizá su designio haya sido una torpeza.
O un intento por que una parte de la sangre permenezca viva en otro cuerpo.
Lo tomó con agallas.
Se hizo responsable de su nombre en honor a la verdad. A la lucha. Y al amor.

lunes, marzo 17, 2008

sábado, marzo 15, 2008

Muertv


Las noticias trágicas son peores de mañana. Supongo que en parte es consecuencia de que, de mañana, todavía conservamos esa angustia que nos genera el golpe cotidiano contra la vida real, como cuando despertás de un sueño bello.

La muerte de Guinzburg fue literalmente mi primer acontecimiento real del día. Ni siquiera llegué a rascarme, a pensar en el sueño que tenía. Sonó el despertador y prendí automáticamente la tele, en un mecanismo que me resguarda de seguir durmiendo. La placa con la noticia estaba ahí, en letras grandes.
Y siguió todo el día y fue degenerándose, canal por canal, programa por programa, desde los noticieros con una referencia permanente (donde vimos personajes congelados que aprovechaban para hablar con congoja del muerto y de paso promocionar su nuevo programa), programas de chismes regodeándose y más; simultáneamente internet y las radios.

Un rato después, serían las redacciones de los diarios las que se activarían con los mismos tics que el resto de los medios. Ni una idea menos frívola.

La muerte de Guinzburg fue triste, como lo son la mayoría de las muertes.
Pero además, él parecía un buen tipo (seguramente lo fuera). Y hacía reír.

Todavía conservo la fría sensación, el peligroso temor de que toda esa ola popular de consternación haya sido la reacción espontánea de la gente no a la pérdida de un hombre valioso, sino más bien a que, según los medios, se había muerto "un genio", según los medios todos estamos tristes, según los medios hoy "nos morimos todos un poco".

Aún persiste el miedo de estar seguro de que todo fue tan así porque si Guinzburg siempre vende, más vende muerto. Y hay quienes no se van a perder semejante banquete.

viernes, marzo 07, 2008

Pasado

"Será en tu vida lo mejor, de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar"


Vete de mí. Virgilio y Homero Expósito

sábado, marzo 01, 2008

El beso

El triángulo de piel fosforescía con una intensidad absoluta. La misma que tiene la espuma de las olas del mar en la noche. La textura parecía la del tiburón, si se arrastran las yemas de los dedos a favor de la inclinación de las minúsculas escamas.
Sólo el tiburón es así, tan suave, le dije, mientras mis dedos jugaban en esa porción del mundo.
Ella rió dos veces y bajó los párpados. Presumí que le había parecido una comparación innecesaria, o aprendida. Pero me confesó tímidamente que jamás había tocado a un tiburón.
Entonces sonrió, y llevó mi cabeza, sólo con la mirada, con el gesto, hacia aquel lugar luminiscente.
El extremo del mar se dispersaba entre las rocas y la noche.
Apoyé mi boca sobre su cuerpo.

Lloviznaba.