Es el frio.
Es el aroma añejo, acido.
Son las piedras, y el ruido de botas invisibles sobre ellas.
Es un reloj parado, un triangulo rojo. Y uno amarillo.
Son flores vivas, secas pero vivas.
Petalos de hoy, camas de ayer.
Es el peso y su negra figura.
Es todo, lo helado, los hierros, el gas.
No es un sueño.
No.
*Foto tomada en el campo de concentracion de Sachsenhausen, Berlin (mayo 07).
1 comentario:
un filósofo se preguntó una vez si se podía escribir poesía después de los campos de exterminio.
Mi respuesta--con el peso que tiene semejante pregunta-- es SI.
Y después de leerte, más.
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