martes, junio 23, 2009

(No) Ver


Ella le hablaba y él miraba la biblioteca, casi apoyada detrás de la mujer. En algunos lomos conseguía leer, o creía que leía títulos, como "El hombre feliz", "Deseos", "Represiones", también vio -o creyó ver- la tapa de la poética novela "El último encuentro" de Márai.

Ella seguía hablando y él, cada tanto, le respondía, cruzado de piernas, jugando con la textura de la tela de su pantalón. Cuando se distraía de los libros prestaba atención a un block de hojas apoyado en el escritorio, con La gran ola de Kanagawa, de Hokusai, impresa en un costado. Mientras las palabras inundaban la sala, él pensaba en jugar con el block, en hacer pasar las hojas, en darle vida a esa inmensa ola azul y que el viento le dé en las pestañas, como si el tsunami fuera cierto, mínimo, pero cierto.

Ella dijo:

"Vos no ves que ves".

Y entonces empezó a escucharla.


2 comentarios:

mi otro yo dijo...

Que buen tema ese.

Para que insistir en decir cuando el otro no te ve. En fin saludos cordiales

justine dijo...

Son los absurdos que nos dominan, a veces los encontramos una palabra, un gesto, pero nunca debemos negar cuan limitados somos