miércoles, septiembre 19, 2007

Vínculo onírico epistolar (carta)

Esta noche, después de una semana de lluvia, fue inevitable pensar verticalmente. Si todo lo que hicimos en estos días fue subir y bajar, subir y bajar los ojitos siguiendo esos goterones, gotitas, gotas, goterones, gotitas, gotas que tanto con luz o de noche persistieron, insistieron en el movimiento y en el sonido llano de cuando las arrastra la cubierta de un auto.

Entonces no me quedó otra que pensar verticalmente. Y yo pensé en Roberto y los Robertos. En cuántos y cuán nobles son algunos de los de esta tierra. Los primeros que se me ocurren: Juarroz, Arlt, Goyeneche, Fontanarrosa. Y Roberto el del bar (qué lástima que no hayas conocido el bar de Roberto con Roberto, ojalá algún día vayas, aún sin él, merece la visita). Pero si tengo que elegir me quedo con Juarroz.
O al menos hoy.
Hoy leí que alguna vez dijo esto: "[...] la poesía puede entonces abolir en un acto de amor la distancia entre el hombre y los objetos, entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y la muerte".

Y eso es todo.

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