miércoles, octubre 10, 2007

Ve con Dios

Dios, ¿aquellos que te imploran
no te conocen ya más que de nombre?
Me has expulsado de la vida.
¿Me expulsarás de la muerte?
La Piedad--Giusseppe Ungaretti





Miró sólo con sus ojos. Ni un milímetro cuadrado de su piel se corrió de lugar en ese instante. Su calvicie brilló por un momento, para luego opacarse quizás hasta la eternidad. Una sombra blanca con forma de engaño asomaba de su cuello por detrás de esa prenda de vestir hecha de plomo, por encima de un collar de cuentas blancas de mentira que seguramente habrá besado un rato antes, como otros tantos las besan.

A la vez, una ola de gestos atravesó los rostros de otra mayoría: sonrisas, puños, lágrimas. Algún grito mínimo, algún desahogo en fuego.
Son recuerdos los que vienen, es decir, la memoria que trabaja.
Ni un sinfín de tiempo podrá borrar el dolor, ni cambiará el pasado, ni traerá les traerá el cuerpo de sus padres, de sus hijos, de sus nietos, de sus novias, de sus vecinos, de sus amigos, de sus tíos y tías, de sus nombres. Ni la más mínima certeza.
Pero hay placeres profundos que sirven para seguir.
Y hoy, al menos yo, tuve uno de esos.




foto levantada de www.pagina12.com.ar

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